Una luz amarilla aluza tenuemente la mirada perdida de un hombre que pareciera estar sin vida, sino fuera por que en su pecho aún corre la sangre que mantiene los latidos de su corazón.
En una habitación oscura llena de silencio, asfixiante como una vieja caja que ha estado guardada en algún closet de una casa durante años, olvidada tanto ella como el contenido inútil que guarda. Las manos del hombre se mueven frente a una vieja maquina de escribir, el sonido de las teclas va perdiendo sentido al igual que lo que escribe, sus dedos parecen una maquina funcionando en automático, mientras su ojos se clavan más halla de la hoja en la que se están marcando los trazos, como en busca de lo que alguna vez tubo.
Alguien abre la puerta y una luz más fuerte inunda esa pequeña caja, sólo se distingue una silueta y una voz que dice que ya es hora de cerrar. Se retira y la puerta queda apenas emparejada y casi en susurro se percibe una conversación.- Pobre hombre siento que perdió su vida aquí, se ve tan triste siempre-. –Dicen que perdió lo que más amaba y termino aquí-.
Las palabras llegaron al hombre como hirientes filos de navaja, abandono las teclas. De una u otra forma alguien había abierto la caja y había dejado salir todo los recuerdos que en ella se encerraban, todo aquello que alguna vez fue útil y ahora no lo es más.
Caminó hacia la lámpara y se sentó junto a ella, suspiro por un segundo con la ultima hoja escrita entre sus manos, sólo números alejados de todo calor humano llenaban la pagina, la aprisionó fuerte entre sus puños cerrados tratando de aplastar su presente como lo hacia con esa hoja.
Él, que antes había podido llenar libros enteros de pasiones y fantasías, a hora sólo cubría libros de contabilidad con cifras, ¿qué paso? ¿dónde perdió ese destello que hacía brillar a todas las estrellas del universo?, ¿dónde había quedado ese don de guardarlas dentro de las pastas de un libro para recrear a cuantas personas quisieran mirar dentro de ese espacio lleno de vida?, ¿cuantas mentes no se habían saciado con sus historias?, ¿cuantos no habían dejado de lado sus dolores, la pesadez de la vida caminando calles inventadas por las teclas de esa maquina que ahora solo reconocía “unos y ceros”?.
No había necesidad de preguntarlo, él sabia donde había acabado todo más claro que donde había empezado.
Él no recordaba cuando fue la primera vez que su mente había disparado hacia el cielo una bengala de luces para pintar un nuevo horizonte de un color que sólo él conocía, pero sabia perfectamente como había descubierto la colina que lo llevo al abismo en el que vive ahora.
Fue en un frió invierno que andando por el centro se encontró con una librería que atrajo su atención, y su vicio por la lectura lo llamo como una taberna a un borracho, entre títulos y autores ya leídos y algunos otros desconocidos, se topó con uno que le inspiró a leerlo, “Leyes estéticas y misterios estéticos”, recuerda ese instante como el inicio del fin, lo tomó entre sus manos y lo llevó a su hogar, como aquel amigo que lleva a casa a su propio acecino, sin sospecharlo siquiera. Apenas prendió la lámpara y se internó en la lectura, entre normas y frases que lo desconcertaban, su personalidad difería de todo lo requerido para poder escribir, -Es falso-. Se decía, no me guiaré por esto para hacer lo que más amo, con ese pensamiento termino el libro, mientras en su corazón todo estaba seguro, en su mente una duda lo atacaba incesante,-¿Y que si es verdad y no tengo lo que se necesita?-.
Pasaron meses y ésa pregunta no lo abandonaba, se aferró a él como un niño asustado al regazo de su madre, no dormía, casi no comía, respiraba por inercia, leía cada vez menos y no escribía por miedo a no hacerlo bien. Con el tiempo el miedo creció, al punto de que decidió guardar su felicidad en una caja, con el fin de buscarla cuando fuera capaz de usarla de la mejor manera, buscó un empleo y el tiempo transcurrió y él jamás olvido su promesa de abrir después esa caja donde su felicidad existía, mientras la amarga cotidianidad de su vida sin razón, felicidad o gozo lo consumía, pero el tiempo hace estragos en la memoria y él olvidó donde había guardado esa caja.
De repente por un impulso se arrojó a la maquina de escribir, sus manos se deslizaban como los de un pianista interpretando una melodía apasionada, sus ojos se encendían con cada estrella que él lograba dibujar en su horizonte, el furor se apoderaba de su cuerpo y su mente viajaba más rápido que nunca por la galaxia entera, años de represión liberados sobre papel. Toda la noche escribió y para él, el tiempo transcurrió tan rápido que parecieron sólo segundos, después de la agonía de una eternidad sin letras. Sus últimos grabados sobre el papel fueron:
“Escribo no por hacerlo bien, sino por que me da vida”.
Era el fin del caos y el inicio del nuevo día, la caja había sido abierta.
En una habitación oscura llena de silencio, asfixiante como una vieja caja que ha estado guardada en algún closet de una casa durante años, olvidada tanto ella como el contenido inútil que guarda. Las manos del hombre se mueven frente a una vieja maquina de escribir, el sonido de las teclas va perdiendo sentido al igual que lo que escribe, sus dedos parecen una maquina funcionando en automático, mientras su ojos se clavan más halla de la hoja en la que se están marcando los trazos, como en busca de lo que alguna vez tubo.
Alguien abre la puerta y una luz más fuerte inunda esa pequeña caja, sólo se distingue una silueta y una voz que dice que ya es hora de cerrar. Se retira y la puerta queda apenas emparejada y casi en susurro se percibe una conversación.- Pobre hombre siento que perdió su vida aquí, se ve tan triste siempre-. –Dicen que perdió lo que más amaba y termino aquí-.
Las palabras llegaron al hombre como hirientes filos de navaja, abandono las teclas. De una u otra forma alguien había abierto la caja y había dejado salir todo los recuerdos que en ella se encerraban, todo aquello que alguna vez fue útil y ahora no lo es más.
Caminó hacia la lámpara y se sentó junto a ella, suspiro por un segundo con la ultima hoja escrita entre sus manos, sólo números alejados de todo calor humano llenaban la pagina, la aprisionó fuerte entre sus puños cerrados tratando de aplastar su presente como lo hacia con esa hoja.
Él, que antes había podido llenar libros enteros de pasiones y fantasías, a hora sólo cubría libros de contabilidad con cifras, ¿qué paso? ¿dónde perdió ese destello que hacía brillar a todas las estrellas del universo?, ¿dónde había quedado ese don de guardarlas dentro de las pastas de un libro para recrear a cuantas personas quisieran mirar dentro de ese espacio lleno de vida?, ¿cuantas mentes no se habían saciado con sus historias?, ¿cuantos no habían dejado de lado sus dolores, la pesadez de la vida caminando calles inventadas por las teclas de esa maquina que ahora solo reconocía “unos y ceros”?.
No había necesidad de preguntarlo, él sabia donde había acabado todo más claro que donde había empezado.
Él no recordaba cuando fue la primera vez que su mente había disparado hacia el cielo una bengala de luces para pintar un nuevo horizonte de un color que sólo él conocía, pero sabia perfectamente como había descubierto la colina que lo llevo al abismo en el que vive ahora.
Fue en un frió invierno que andando por el centro se encontró con una librería que atrajo su atención, y su vicio por la lectura lo llamo como una taberna a un borracho, entre títulos y autores ya leídos y algunos otros desconocidos, se topó con uno que le inspiró a leerlo, “Leyes estéticas y misterios estéticos”, recuerda ese instante como el inicio del fin, lo tomó entre sus manos y lo llevó a su hogar, como aquel amigo que lleva a casa a su propio acecino, sin sospecharlo siquiera. Apenas prendió la lámpara y se internó en la lectura, entre normas y frases que lo desconcertaban, su personalidad difería de todo lo requerido para poder escribir, -Es falso-. Se decía, no me guiaré por esto para hacer lo que más amo, con ese pensamiento termino el libro, mientras en su corazón todo estaba seguro, en su mente una duda lo atacaba incesante,-¿Y que si es verdad y no tengo lo que se necesita?-.
Pasaron meses y ésa pregunta no lo abandonaba, se aferró a él como un niño asustado al regazo de su madre, no dormía, casi no comía, respiraba por inercia, leía cada vez menos y no escribía por miedo a no hacerlo bien. Con el tiempo el miedo creció, al punto de que decidió guardar su felicidad en una caja, con el fin de buscarla cuando fuera capaz de usarla de la mejor manera, buscó un empleo y el tiempo transcurrió y él jamás olvido su promesa de abrir después esa caja donde su felicidad existía, mientras la amarga cotidianidad de su vida sin razón, felicidad o gozo lo consumía, pero el tiempo hace estragos en la memoria y él olvidó donde había guardado esa caja.
De repente por un impulso se arrojó a la maquina de escribir, sus manos se deslizaban como los de un pianista interpretando una melodía apasionada, sus ojos se encendían con cada estrella que él lograba dibujar en su horizonte, el furor se apoderaba de su cuerpo y su mente viajaba más rápido que nunca por la galaxia entera, años de represión liberados sobre papel. Toda la noche escribió y para él, el tiempo transcurrió tan rápido que parecieron sólo segundos, después de la agonía de una eternidad sin letras. Sus últimos grabados sobre el papel fueron:
“Escribo no por hacerlo bien, sino por que me da vida”.
Era el fin del caos y el inicio del nuevo día, la caja había sido abierta.
10 comentarios:
Ohhh Pobre viejito, creo que nunca tubo que dejar de bailar ohh perdon, de escribir, como sea si algo te hace feliz, que asi sea.
como dice mi compa el Bobby "Don't worry be happy" tuuuuuu tu tu tutu tutututu tututuuuu tutu tutu tutu tuuuu.
Y pa' los que esten leyendo este coment, truchas vatillos, iren lo que le paso al don del cuento, pongansen a escribir, oites???
o a lo que les lata HAHA
mmm... no se como empezar el comentario... tendria que ser con una expresion de sorpresa, agrado, satisfaccion y algo que denote mi admiracion por la forma que tienes para contar las cosas... como un bueno Mexicano, no se me ocurre algo mejor que:
Oooorale!!!...
Vi muchas frases que se perecian mucho a las que me han estado rondando ultimamente...
ya esta mas claro eso del "unico perido" :)
“Escribo no por hacerlo bien, sino por que me da vida”.
Gracias por dejarme pensando otra vez :)
esta imagen me impacto,
"Él no recordaba cuando fue la primera vez que su mente había disparado hacia el cielo una bengala de luces para pintar un nuevo horizonte de un color que sólo él conocía",
como artista me movio bastante, me facina tu trabajo esta lleno de imagenes frescas y conmovedoras feliciades
un abrazo
Lykus
Hola Brenda,
casi no sé nada sobre corrientes literarias, sin embargo tu estilo en esta historia me parece muy inclinado a la corriente existencialista -si es que no lo es en su totalidad- (lo digo porque he leído a Jean-Paul Sartre).
Escribes muy bonito Brenda, siempre has tenido madera para eso entre otras tantas cualidades. Sorry por comentarte hasta ahora, tú sabes que no checo muy seguido myspace.
Es un hecho que un texto tan bello pierde su lucidez si tiene faltas ortográficas (sin embargo no demerita su concepto). Solo como observación constructiva.
Un abrazote!
Quiobole, oye me latió el escrito está muy bueno y las imágenes que plasmas son chidas...pero...a riesgo de sonar mal entre tanto halago, no lo sentí tan tuyo, no tiene ese matiz escóndido que muchas veces plasmas.
El haber perdido esa afición le puede dar en un tiempo, nueva luz como lo hizo y escribir su obra. Como Goethe ;)
Saludos y abrazos porteños!
Hola Brenda. Espero que estés muy bien.
Me gusta mucho esta historia; recuerdo que hace tiempo la había leído, y desde entonces la recuerdo a veces.
Y la idea de "escribo porque me da vida" creo que es lo que más me mueve, pues es verdad para mí...
Nos veremos
H
Wow simplemente maravilloso, esto retrata en de macia lo que le pasa a muchos escritores
y tiene mucho razón lo aremos por que nos da vida
como de costumbre gracias por estar ......
Hacer lo que uno ama es una meta que todos buscamos. En ocaciones no podemos hacerlo, peo lo que nunca debemos dejar que pase es que otros nos digan que podemos o no hacer, ya que eso significaria que no amamos lo que hacemos por que nisiquiera luchamoss por eello.
Bonita historia
Algo super lindo lo que escribiste y lo cual me puso a pensar en como no luche por mi mas grande pasión que tengo en la vida y el pensar que no estoy haciendo lo que mas me gusta en la vida me ha enseñado a seguir luchando mas y sobre todo cristalizar mis nuevos sueños y a no permitir a que nadie los destruya.
KE LINDA HISTORIA!!! LAS HISTORIAS SON LA ONDA, PUEDES LEER MILLONES Y NUNKA KANSARTE ...
BUEN TRABAJO PEKEÑITA ERES LA ONDA EN DEFINITIVA
KUIDATE MUCHO
SALUDITOS.
KARLACECY
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