lunes, 28 de abril de 2008

Mi sangre




Mi sangre.

Entre suspiros y poca lógica
Estoy navegando,
Entre perdidas sin valor
Y encuentros eternos.

El fénix mi bandera
Y el mundo sólo un juego
Al que no quiero ganarle
Por que no vale la pena.

Peleando otras batallas,
Deslices y recuerdos,
Improvisando desenlaces
Alimentándome
Cada vez de más bríos y de más sueños.

Creando respuestas
A preguntas que no se han hecho,
Creyendo fielmente
En la verdad de mis adentros.

En mis manos los saberes
De mi rubrica gastada
Sin fingir, sin apariencias, sin halagos,
Sin pintura sobre el barro.

Renaciendo en mi misma,
No necesito ser nada nuevo
La fuerza que llevo en mí y en la leyenda,
En el legado de la historia
Que se imprimió en mi nacimiento.

Mi sangre es un grito de guerra y valor,
No es un eco.
Es una canción de euforia y un espíritu firme,
No una sombra.
Es una imponente verdad,
No retórica.

Es la garra de un tigre
Que arremete contra la realidad,
Es ternura y es fé, es eternidad…

Yo soy la pasión vestida
De carne y huesos,
Soy el aire y las alas,
La voz y el silencio,
Soy la vida y el tiempo,

Soy eterna cual mi sangre
Y el poder de mis ancestros…

miércoles, 23 de abril de 2008

Mi pasión guardada en el cajon de abajo a la derecha





Una luz amarilla aluza tenuemente la mirada perdida de un hombre que pareciera estar sin vida, sino fuera por que en su pecho aún corre la sangre que mantiene los latidos de su corazón.
En una habitación oscura llena de silencio, asfixiante como una vieja caja que ha estado guardada en algún closet de una casa durante años, olvidada tanto ella como el contenido inútil que guarda. Las manos del hombre se mueven frente a una vieja maquina de escribir, el sonido de las teclas va perdiendo sentido al igual que lo que escribe, sus dedos parecen una maquina funcionando en automático, mientras su ojos se clavan más halla de la hoja en la que se están marcando los trazos, como en busca de lo que alguna vez tubo.
Alguien abre la puerta y una luz más fuerte inunda esa pequeña caja, sólo se distingue una silueta y una voz que dice que ya es hora de cerrar. Se retira y la puerta queda apenas emparejada y casi en susurro se percibe una conversación.- Pobre hombre siento que perdió su vida aquí, se ve tan triste siempre-. –Dicen que perdió lo que más amaba y termino aquí-.
Las palabras llegaron al hombre como hirientes filos de navaja, abandono las teclas. De una u otra forma alguien había abierto la caja y había dejado salir todo los recuerdos que en ella se encerraban, todo aquello que alguna vez fue útil y ahora no lo es más.
Caminó hacia la lámpara y se sentó junto a ella, suspiro por un segundo con la ultima hoja escrita entre sus manos, sólo números alejados de todo calor humano llenaban la pagina, la aprisionó fuerte entre sus puños cerrados tratando de aplastar su presente como lo hacia con esa hoja.
Él, que antes había podido llenar libros enteros de pasiones y fantasías, a hora sólo cubría libros de contabilidad con cifras, ¿qué paso? ¿dónde perdió ese destello que hacía brillar a todas las estrellas del universo?, ¿dónde había quedado ese don de guardarlas dentro de las pastas de un libro para recrear a cuantas personas quisieran mirar dentro de ese espacio lleno de vida?, ¿cuantas mentes no se habían saciado con sus historias?, ¿cuantos no habían dejado de lado sus dolores, la pesadez de la vida caminando calles inventadas por las teclas de esa maquina que ahora solo reconocía “unos y ceros”?.
No había necesidad de preguntarlo, él sabia donde había acabado todo más claro que donde había empezado.
Él no recordaba cuando fue la primera vez que su mente había disparado hacia el cielo una bengala de luces para pintar un nuevo horizonte de un color que sólo él conocía, pero sabia perfectamente como había descubierto la colina que lo llevo al abismo en el que vive ahora.
Fue en un frió invierno que andando por el centro se encontró con una librería que atrajo su atención, y su vicio por la lectura lo llamo como una taberna a un borracho, entre títulos y autores ya leídos y algunos otros desconocidos, se topó con uno que le inspiró a leerlo, “Leyes estéticas y misterios estéticos”, recuerda ese instante como el inicio del fin, lo tomó entre sus manos y lo llevó a su hogar, como aquel amigo que lleva a casa a su propio acecino, sin sospecharlo siquiera. Apenas prendió la lámpara y se internó en la lectura, entre normas y frases que lo desconcertaban, su personalidad difería de todo lo requerido para poder escribir, -Es falso-. Se decía, no me guiaré por esto para hacer lo que más amo, con ese pensamiento termino el libro, mientras en su corazón todo estaba seguro, en su mente una duda lo atacaba incesante,-¿Y que si es verdad y no tengo lo que se necesita?-.
Pasaron meses y ésa pregunta no lo abandonaba, se aferró a él como un niño asustado al regazo de su madre, no dormía, casi no comía, respiraba por inercia, leía cada vez menos y no escribía por miedo a no hacerlo bien. Con el tiempo el miedo creció, al punto de que decidió guardar su felicidad en una caja, con el fin de buscarla cuando fuera capaz de usarla de la mejor manera, buscó un empleo y el tiempo transcurrió y él jamás olvido su promesa de abrir después esa caja donde su felicidad existía, mientras la amarga cotidianidad de su vida sin razón, felicidad o gozo lo consumía, pero el tiempo hace estragos en la memoria y él olvidó donde había guardado esa caja.
De repente por un impulso se arrojó a la maquina de escribir, sus manos se deslizaban como los de un pianista interpretando una melodía apasionada, sus ojos se encendían con cada estrella que él lograba dibujar en su horizonte, el furor se apoderaba de su cuerpo y su mente viajaba más rápido que nunca por la galaxia entera, años de represión liberados sobre papel. Toda la noche escribió y para él, el tiempo transcurrió tan rápido que parecieron sólo segundos, después de la agonía de una eternidad sin letras. Sus últimos grabados sobre el papel fueron:
“Escribo no por hacerlo bien, sino por que me da vida”.
Era el fin del caos y el inicio del nuevo día, la caja había sido abierta.

jueves, 17 de abril de 2008

Lo único




He perdido noción del tiempo, apenas recuerdo un destello leve que me arranco la vida, tengo el alma expuesta al ras de la piel y voy caminando entre luces que no se reconocer. Tengo un silencio bajo el eco de la noche, una voz que me dice:” je t'aime” tiernamente. Tengo cuatro pasos atrás y dos adelante y camino en silencio por esa luz que me hace tan vulnerable. La noche me regala vida en tonos grises que se rompen con la claridad de las estrellas, ¿es un sueño todo esto?, no lo sé, pero lo presiento, pues este dulce calor inhalelante no puede ser mas que una ilusión inalcanzable. Y voy divagando entre sombras etéreas pintando con los dedos grietas en las nubes, sintiendo entre los pies más que agua, más que arena, más que todo lo terrestre. Y tiene que ser un sueño me repito constantemente hasta que te topo frente a mi y la duda se disuelve, más no tengo la respuesta. ¿Qué importa ya si es un sueño o no lo es? te tengo a mi lado y es lo único que cuenta.



miércoles, 9 de abril de 2008

Ella


Desde los subsuelos, entre las azules tinieblas, por debajo de lo bien ponderado, mira ella, ojos tristes, con destellos de luna en la mirada, que a la lejanía parecen lágrimas que se clavan en sus pupilas. Desolada, perdida, absorta, con una locura delirante que se ahoga entre sus labios pálidos y secos, bajo la mordida de sus dientes blancos. Ella en un rincón de ese abismo, con el cabello derramado sobre sus rodillas y sus brazos aferrados a sus piernas. Ya no recuerda otro tono que no sea ese azul púrpura que entra a acompañarla en su soledad. El viento húmedo se pega a su cuerpo y se desvanece, como si hasta él se arrepintiera de estar cerca de ella. Y cuando levanta la mirada no ve nada, sólo miedo y la luna vuelve a brillar en sus ojos haciendo sangrar su mirada.
De su pasado y sus recuerdos quedó tan sólo un dolor inmenso, que la hace caer llorando y rasgar el suelo hasta levantarse las uñas y con la voz quebrada casi extinta, se pregunta ¿Cuánto tiempo más? ¿Cuántos siglos más?
Pero hoy en la nada la oscuridad tintineo y un suspiro calido llegó a su rostro aún oculto por sus brazos, le acaricio despacio de la mejilla a sus labios y se detuvo sobre ellos y los lleno de ternura, y en su pecho se avivo un destello. Ella levantó la cara y con la mirada tambaleante, buscó desesperada al dueño de aquel suspiro, pero no vio a nadie… Fue un segundo tan sólo, nada más que un instante, que comparado con las eternidades que ha vivido arraigada ahí, no podría nombrársele ni como un respiro y aun así lo fue todo. Ella no vio su rostro, por tener la luna en su mirada, pero sabe que es él, desde la nada sabe que es él, desde el silencio se que eres tú.

jueves, 3 de abril de 2008

Mi sonrisa embriagada por tu soledad






Media sonrisa dibujada a carbón sobre el cemento frió que ahora es mi rostro es lo único que me queda.
Han pasado doce días o por lo menos eso creo, mi mente divaga como en una ilusión inducida por el sueño irreal en el que te inmerge el cansancio, cansancio del constante miedo que me provoca no tenerte, como el miedo que tiene un recién nacido al no escuchar el corazón de su madre.

Voy siguiendo líneas horizontales que me llevan hacia la nada, esa nada perdida detrás del sol, antes de las sombras jugando con la existencia, jinete que cabalga lejos del camino por el que ahora avanzo ¿qué mas da ahora hacia donde valla?, ¿qué mas da si me sigo moviendo?

Voy tocando el vació como si fuera la estrella más grande del universo, aferrándome a él como la luz a un lucero, como se aferra a la vida un ser que cree que aun no a acabado, sin darme cuenta que me aferro a estar perdida, por que desde hace doce días nada tiene sentido.Mis ojos se nublan entre las gamas de grises que dejaste rondando entre mi ser y la almohada, entre el lucero y la nada, da igual esperanza que desolación, mi corazón late lento, mi respiración a penas se siente y mi alma esta tan agitada, significa tampoco la paz, como la destrucción, ¿qué mas da ahora si el sol brilla o no?
Voy arrastrándome en este asfalto escarchado de frivolidad del mundo en el que vives ahora, ese que esta sobre mi, él que si sabe darte la felicidad que ni toda mi vida te hubiera dado, que no hubiera podido cumplir, ni viviendo ni muriendo por ti.
Este asfalto congelado en desilusión de tener que forzarme a olvidar tu mirada, de olvidar ese fulgor que tan fácil de arraigó a mi , quebrando con las manos llenas de impotencia el hielo en busca de tus huellas, de tus pisadas, de alguna muestra material que me indique que exististe, que alguna vez me amaste también, que no te soñé, pero ¿qué mas da si exististe o no? , ya no existes más.
Doce días de subsistir sin ti, de vivir en tu soledad, en el añejo dolor de tu ausencia que me embriaga hasta la última gota de sangre que late en mi corazón. No me mantengo en pie voy tan al ras del piso que si te topas conmigo ni siquiera me podrías ver. Voy como queriéndote encontrar, como en busca de ti y como aferrándome a mi soledad, como entre vientos de piedad, que arrastran mi suplica por revivir ese verano en que aun había calor, aquella rosa en ese viernes en el que aun no perdía la conciencia y que vivía de tu amor, de tu esperanza, de tu voz, pero ese verano no existe, sólo queda la lluvia que me pide que desista que dejé inmutado lo que no debe tocarse mas.
Hace doce días que me lo robaste, me lo robaste o te lo entregue, ya no se si soy alguien o soy un retaso de tu existencia culminada en un sueño que terminó un ayer, que se perdió en tus recuerdos, ahora sólo existo en relación a lo que me ames, por eso soy nada.
Soy un recuerdo a blanco y negro de una película para ti olvidada, marcaste mi vida agrietaste mi alma, ahora sólo sé estar sola.
Sabes que no amaré más por que no puedo, por que aun te amo, por que sólo vivo para eso, por que no recuerdo nada más que tú respiración en mi cuello.
Olvidé besar, pues me queda tu sabor a cielo, a gloria, que se convirtió en pecado sobre miel, que ahora es mi veneno, que me consume en el miedo de no poderte olvidar.
Olvidé llorar y subsisto en tu dolor, en esta herida que me quema y que me hace despertar cada día para recordarme que te amo, que nunca amaré a nadie más.
Olvidé creer aún que todavía creo en ti, después de tu partida, mataría a cualquiera que desconfiara de ti, de tú mirada.
Alma, paz, paciencia, alas, luz, estrellas, vida, ilusión, inocencia, alegría, te llevaste todo, me dejaste sólo un carbón que la lluvia mojo y ahora no puedo dibujar en el cemento mi media sonrisa que falto.