miércoles, 22 de agosto de 2012

Querida Amiga


Si cada lágrima desprendiera de mi alma una pena, lloraría tanto que las nubes del cielo sentirían envidia de la tormenta que arreciaría en mi rostro.
Las sonrisas me fueron arrebatadas y en su lugar queda una mueca extraña que no es más que una imitación vacía, para engañar a los ilusos y en ocasiones a mi misma.

No tengo fuerzas, ni en mi cuerpo, ni en mi espíritu, tambaleo en las ideas, en cada paso, en cada respiro.
¿Recuerdas como solían ser mis ojos? ¿Recuerdas la pasión que emitían?
En este momento no siento esa llama, ¿se habrá perdido, podré encontrarla, este cuerpo cansado y esta alma dolida podrán engendrar de nuevo tal fuerza?

Si cada lágrima sirviera para calmar el dolor, para darte una alegría, para volver el jubilo a mi rostro, para traer la fortaleza a mi vida, para levantar a la mirada y encender el mundo, lloraría hasta el diluvio. Pero mis lágrimas no serán más que un desahogo que se perderá con el tiempo.
No honrara tu memoria, ni cambiará mi destino, por eso mis lágrimas son tinta y convierto mi dolor en palabras, recordando aquel día, en aquel verano que llegue a tu puerta con la carita llovida.
Siempre serás un recuerdo vivo de los mejores que he tenido en mi travesía, cada palabra y momento estarán en mi por siempre, tan vibrantes e imponentes como tu querida amiga.

No hay comentarios: