Bueno ¿Qué te parece?
Hoy va a apagarse una estrella, una que quizás nadie extrañe, caerá del cielo a pedazos y se esparcirá poco a poco en el profundo mar, hoy se acabara su brillo, se perderá su esencia, se quedara en la nada, nadie la recordara.
Todo esta decidido ya, tengo en mi mano ese cristal con el que veo el mundo y por fin e podido desvanecer hasta la ultima mancha que en el existía, en mi bosque ya no hay bruma, todo esta claro, como la mirada en nuevo ser humano que a llegado a la vida, como la vista de ese niño que acaba de nacer y sabe que su primer objetivo se a cumplido; ya esta entre nosotros.
Mi primer acorde a esta melodía, mi melodía, lo cante hace 19 años y he guiado con mi voz el recorrido de mi canción, hoy un acento me marca que debe llegar al final, después de silencios y armonías, de hacerla la canción mas dulce, de matizarla con la melancolía de instrumentos que sólo yo puedo escuchar, le di la fuerza de mi alma, de algo puro engendrado no en un pentágrama, sino del aire que es el que lleva el sonido hasta el mas efímero lugar. Desentone y no desistí, toqué una melodía mala pero la inspiración siempre me ayudo a terminar en el punto donde la música se vuelve arte, donde no hay razón humana que la pueda entender, ni dios que la pueda recrear, la alimente del miedo que siente un prisionero engrillado a los muro de un frió y oscuro calabozo, del amor que me mantenía con la batuta en la mano y de todas mis pasiones que me daban el rasgo de ser un humano más. No hubo ritmo que no pudiera interpretar, avance improvisando cuando lo conocido termino, aprendí a bailar cuando la música me guiaba y se apoderaba de mi cuerpo, apagué mi voz para escuchar sólo la melodía y creí desfallecer cuando el volumen se desvanecía como una pluma que cae de un ave y se acerca al ras del suelo, pero no paso, no era el momento.
Sin embargo sé que este es el ultimo compás, no por que mis instrumentos no sirvan, o por que yo no sepa tocar, no me sabe amarga la ultima armonía de mi interpretación, no perdí la inspiración, y mi voz a un sigue fuerte, pero hasta a la mejor sinfonía le llega su fin.
Hoy es mi mano la que alza la batuta, marca los últimos cuartos, me dirige hasta el final, acentos vuelan sobre las butacas de un teatro vació y termina tan fuerte como supo empezar.
No habrá un aplauso al fin de mi sinfonía, al igual que nadie lloro a la estrella en el mar, nadie tarareará la melodía, como nadie extrañara a esa estrella brillar.